En 1789 estalla la revolución francesa y con ella la persecución a los sacerdotes que no acatan los ideales de la Revolución
La familia Vianney como tantas otras familias fieles a la Iglesia, tienen que celebrar la eucaristía a escondidas.
Muchas iglesias son cerradas y sus campanas silenciadas
Se derriban muchas cruces y símbolos religiosos públicos
Incluso se incautan pequeños objetos de piedad popular, pero Juan María no se separa nunca de su imagen de la Virgen María
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