Peregrinación parroquial a Lourdes


Del 11 al 14 de septiembre, la parroquia de San Juan Maria Vianney peregrina al Santuario de Lourdes en Francia, la tierra de nuestro Santo Patrono, coincidiendo con este año sacerdotal, a los 150 años de su muerte.
Como testimonio de los pequeños milagros que suceden en Lourdes reproducimos un escrito de nuestra feligres Cecilia Aranés sobre la peregrinación del año pasado que coincidió con la Visita del Santo Padre.

La gran aventura de Raúl
Raúl vino a este mundo el 12 de septiembre, de hace 12 años, lleno de la alegría del verano y con una mente dada a la reflexión de la tarde.
Ya de pequeño se le veía un niño inqueto que quería saber y mirarlo todo, incluso su hermano mayor, que quería un hermanito le decía a su madre: "yo lo quería, pero que fuera normalito". Entre estas cosas normales había una que no lo era tanto: el niño no estaba bautizado. A partir de los 9 años, Raúl se iba haciendo preguntas, y como abuela suya que soy, y teniendolo en casa, a cada pregunta tenía una respuesta.
El mes de agosto del año pasado un día que estaba en casa, fuimos a la iglesia de mi barrio, San Juan María Bta. Vianney, a apuntarme para el viaje de Lourdes, del 12 al 15 de septiembre. Cuando volvimos a casa el niño dijo: "abuela, quiero venir contigo". Lo consultamos con su madre y decidimos que se apuntaran tanto ella como el niño. El dicha de la aprtida, todos los pelegrinos lo felicitaron porque era su cumpleaños y también por ser el más pequeño de todos. Durante el viaje no paraba de hablar, preguntar y hacer fotos.
La gruta le gustó mucho, puso velas y cogió agua milagrosa. Cuando llegó el Papa Benedicto XVI iba por todas partes, a diestro y siniestro, subiendo vallas, etc... sólo quería ver al Papa y hacerle fotos.
Al día siguiente, a las 7 de la mañana, ya estábamos en camino hacia la esplanada donde se celebraba la Eucaristía; aguantó 4 o 5 horas estoicamente y a la tarde quiso ver la bendición de los enfermos, estaba muy emocionado y también muy impresionado de ver la fe de aquellas personas. Al día siguiente en la Misa de las Naciones, estba tan impresionado y contento que en el momento de la comunión se fue detrás nuestro y comulgó. El seminarista Carlos que venía con nosotros, se dió cuenta y cariñosamente le preguntó porqué lo había hecho si él aún no podía, Raúl contestó diciendo que ya no podía aguantar más. Una vez en Barcelona hablamos con el párroco y decidimos prepararlo priemro para el bautismo y después el 10 de mayo recibió la Comunión y la Confirmación de manos del cardenal Lluís Martínez Sistach.
Verdaderamente, me sentí muy feliz, fue misión cumplida. Ahora quiere ayudar en la Eucaristía y aprender más cosas.
Éste año quiero volver a dar gracias a la Virgen de Lourdes, que como madre que es, comprendió perfectamente mi deseo y me lo concedió. Y es que, de Lourdes se regresa con una gran salud de cuerpo y de espíritu.

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