Dios, Padre Nuestro,
Tú quieres que todos los hombres se salven
y alcancen la vida.
Tu has suscitado siempre en tu pueblo
pastores según tu corazón,
capaces de guiarnos por el camino de la salvación.
Te damos gracias por todos los sacerdotes,
los de ayer y los de hoy.
Señor Jesús, Buen Pastor,
que has dado la vida para salvar al mundo,
te damos gracias por el don de la Eucaristía
y del sacerdocio de la Nueva Alianza.
Tú nos invitas a rogar el Dueño de la mies
para que se anuncie siempre el evangelio
a los pobres.
Espíritu Santo,
Amor infinito del Padre y del Hijo,
a quien el Cura de Ars,
patrono de todos los sacerdotes del mundo,
llamaba el "conductor de las almas",
haznos sensibles a tu presencia,
y dispuestos a seguir tus inspiraciones.
Haznos amar a la Iglesia y su unidad.
Señor, haz que nuestras familias
y nuestras comunidades
sean reflejo vivo de tu Amor.
Que numerosos jóvenes entre nosostros descubran la belleza
y la grandeza de ser sacerdote,
y reciban la fortaleza y la alegría para responder
a tu llamada y a la llamada de sus hermanos.
Virgen María, Madre de Cristo y Madre Nuestra,
Nuestro Señor te ha confiado los sacerdotes,
para que , imitándote a ti, a San Juan María Vianney
y a todos los santos,
nuestro "si" de cada día haga crecer a la Iglesia
en la fidelidad al Evangelio
"Para que los hombres tengan vida
y la tengan abundante" (Jn 10,10)
Amén.
Mons. Robert Le Gall
Arzobispo de Toulouse
Tú quieres que todos los hombres se salven
y alcancen la vida.
Tu has suscitado siempre en tu pueblo
pastores según tu corazón,
capaces de guiarnos por el camino de la salvación.
Te damos gracias por todos los sacerdotes,
los de ayer y los de hoy.
Señor Jesús, Buen Pastor,
que has dado la vida para salvar al mundo,
te damos gracias por el don de la Eucaristía
y del sacerdocio de la Nueva Alianza.
Tú nos invitas a rogar el Dueño de la mies
para que se anuncie siempre el evangelio
a los pobres.
Espíritu Santo,
Amor infinito del Padre y del Hijo,
a quien el Cura de Ars,
patrono de todos los sacerdotes del mundo,
llamaba el "conductor de las almas",
haznos sensibles a tu presencia,
y dispuestos a seguir tus inspiraciones.
Haznos amar a la Iglesia y su unidad.
Señor, haz que nuestras familias
y nuestras comunidades
sean reflejo vivo de tu Amor.
Que numerosos jóvenes entre nosostros descubran la belleza
y la grandeza de ser sacerdote,
y reciban la fortaleza y la alegría para responder
a tu llamada y a la llamada de sus hermanos.
Virgen María, Madre de Cristo y Madre Nuestra,
Nuestro Señor te ha confiado los sacerdotes,
para que , imitándote a ti, a San Juan María Vianney
y a todos los santos,
nuestro "si" de cada día haga crecer a la Iglesia
en la fidelidad al Evangelio
"Para que los hombres tengan vida
y la tengan abundante" (Jn 10,10)
Amén.
Mons. Robert Le Gall
Arzobispo de Toulouse
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